“La filosofía no resuelve problemas: los crea”

Autor: Emma Saccavino
Fuente: Edición Cuyo
Fecha de publicación: 25-11-16
El filósofo Darío Sztajnszrajber
El filósofo, docente y conductor de radio y TV Darío Sztajnszrajber surcó una profunda huella en la audiencia que se acercó a escucharlo al espacio cultural Le Parc. “El otro imposible, entre el amor y la justicia” fue el disparador de una charla que se extendió por más de dos horas, que se tornaron apasionantes. Aquí hacemos foco en algunos de los fragmentos más contundentes acerca de las especificidades de esta ciencia de la pregunta y uno de los conceptos que igualan al ser: el amor. Una interesante puerta para asomarse a un universo en el que nada es lo que parece.

Cuestionar lo que nos aparece como inalterable. Instalar la pregunta ahí donde solo se ven axiomas. Ahí donde la sentencia se acepta como inmutable. “Se debe filosofar a martillazos. Hay que adoptar una actitud de permanente crítica con lo establecido y desestructurar la realidad, que se nos impone como verdad incuestionable”, grita Federico Nietzsche desde las páginas de su libro El crepúsculo de los ídolos o Cómo se filosofa a martillazos.

En esta frecuencia aparece Darío Sztajnszrajber, a quien supieron nombrar en su reciente visita a estas tierras como “el filósofo de apellido impronunciable”, “Darío” a secas o “¡el de Mentira la verdad!”, programa televisivo que va por canal Encuentro (y que ahora se ve también por Señal U) y con el que, con el discurso filosófico como aliado y la capacidad de sacar a esta disciplina del “claustro académico”, el también ensayista y docente desarrolla, problematiza y pone en tensión diferentes supuestos sobre la historia, la belleza, la felicidad o la identidad.

De la infinidad de temas que Sztajnszrajber trajo en su manga para saborear y desmenuzar al máximo, en lo que fue una convocante charla en el Le Parc que llevó por título “El otro imposible, entre el amor y la justicia”, hubo uno que dejó al público “tecleando”, tal vez por la cantidad de ventanas que el filósofo dejó entreabiertas: el amor en su concepción platónica (desarrollada en El banquete) y, en particular, la desmitificación y profundización en esos temas que popularmente construyen el término. Nos detenemos en algunos de los fragmentos de una reflexión que, más palpable, más controversial, siempre atractiva, colmó las cabezas de dudas, con todo lo que ello implica, sobre todo cuando hablamos de un tema que, con más o menos destreza, franquea nuestro ser.
Previamente, ofrecemos algunas de las porciones más nutritivas del discurso en torno a la esencia de la filosofía:

El rol de la φιλοσοφία en la sociedad
"A los filósofos nos interesa todo. Pero todo desde un lugar particular. la pregunta de la filosofía es el porqué, el preguntarse los porqués es alcanzar los fundamentos, las estructuras. El filósofo mira donde en general la cotidianidad no mira. La cotidianidad necesita que las cosas funcionen. El valor dominante de la cotidianidad es la utilidad. Está todo bien con la cotidianidad, lo que está mal es pensar que solo somos cotidianidad y que la utilidad es el único valor existente. Lo que importa es la diferencia: hay valores que sirven y otros que no, pero que nos constituyen: por ejemplo, hacer filosofía. La filosofía es un saber inútil. La utilidad es una de las tantas formas de sentido de la existencia. La filosofía interrumpe el valor de la utilidad. Si sacamos a un objeto de la trama utilitaria, pongámosle este vaso (agarra un vaso que está sobre la mesa), lo liberamos y generaremos otro tipo de vínculo con él".

Mirar el mundo como por primera vez
"Para esto no hay que hacer más que mirar a los niños, seres tan geniales y denostados históricamente. Veamos si no la etimología de la palabra infancia: sin foné, sin voz. ¡Qué bueno escuchar a los que no tienen voz, porque en quienes sí la tenemos está restringida a un único tipo de habla. Por eso, clamó, la niñez es un lugar a recuperar filosóficamente, para entender más allá de la razón. Es un buen desafío a nuestro logocentrismo machista, blanco, europeo, adulto, heterosexual. La filosofía tiene mucho de niñez, pone una mirada ingenua sobre las cosas.
"Buda decía que para conocer algo había que recuperar la mirada de principiante. Que es la mirada del niño. Qué mejor manera de salirse de la cotidianidad que yendo a la propia cotidianidad desde lugares inesperados. Digo inesperados porque implica recuperar la mirada originaria, esto de 'como si fuese la primera vez'. El extrañamiento es otra de la palabras que hacen a la filosofía. Pero el extrañamiento se construye, o sea, hay que colocarse en ese lugar. Y no hay lugar más claramente ligado al extrañamiento que la otredad, que el lugar del otro, ese otro que me genera un extrañamiento conmigo mismo".

Houston: we have infinite problems
"Creo que la filosofía es básicamente un género literario. Lo dicen Derrida, Rorty y muchos pensadores contemporáneos. Es una manera de escribir, una manera de hablar, una forma de combinar palabras, es el ejercicio de la pregunta. (…) ¿Para qué nos hacemos preguntas? Para resolverlas. Ese es el valor predominante de la cotidianidad, pues en ese plano las cosas tienen que funcionar; no vale hacerme el filósofo o el intelectual si se me rompió el inodoro. Bien, la filosofía es exactamente lo contrario: no resuelve problemas, los crea.

"¿Para qué? ¿Por qué? ¿Qué es esto, qué es esta locura de estar vivo? ¿Por qué de este modo y no de otro? ¿Por qué hay cuando pudo no haber habido nada? ¿Hay algo más? ¿Qué va a pasar después? ¿Habrá un después después del después? Son preguntas. No tienen respuestas, por más que durante muchos siglos quienes se adjudicaban ser los dueños de las verdades trascendentes hayan creído que sí. Las preguntas existenciales no tienen una respuesta, tienen múltiples y por eso no tienen ninguna. No hay que pensar estas preguntas desde su resolución concreta, sino como aperturas al pensamiento. La filosofía es una búsqueda infructuosa de algo que sabiendo que no voy a alcanzar, no puedo hacer otra cosa que seguir persiguiéndolo. Por eso lo más interesante de la filosofía es dejar que estas preguntas fluyan y llevarlas a los lugares a los que habitualmente no lo hacemos, porque la cotidianidad funciona bárbaro sin estas preguntas, pero están".

Sacudir las estructuras
"En filosofía nada es definitivo. Nada es de una manera absoluta. Y si nada es definitivo, todo puede ser de otra manera. Pero todo, no solo lo que me conviene. Que nada es definitivo significa que todo cambia, que mutamos, que todo lo que existe, que lo real cambia, todo cambia, incluso los dispositivos que ordenan nuestra vida social. Cuando se dio el debate por el matrimonio igualitario los “anti” argumentaban que defendían a la familia como algo afincado en la naturaleza. Era una estructura inconmovible por naturaleza. ¡Como si la naturaleza fuese algo definitivo! La naturaleza nunca es idéntica a sí misma, Si hay algo que muta todo el tiempo es la naturaleza".

El amor: a desmontar fórmulas
"La filosofía pone en evidencia las múltiples formas de los vínculos. Todos tenemos una idea arraigada de la vincularidad, pero existen otras miles, y nos la tenemos que bancar. De entre esas múltiples formas vamos a tomar el amor de pareja. Para eso es necesario desmontar ciertos supuestos que nos alejan de las fórmulas de autoayuda que nos prometen alcanzar la felicidad 'en 15 días'. Claro, al lado de esto la filosofía parece repesimista, redark. Pero en realidad tirar abajo las formas en que creemos al amor puede significar ser odiosos o puede significar tratar de encontrar formas del amor que no estén contaminadas por su mercantilización, que es en definitiva lo contrario de lo que consideramos como amor en su sentido original.

"¿Qué es el amor? La filosofía pregunta por el ser. Entonces comenzamos por esto: qué es, cuál es su ser. Como se imaginarán, no hay una definición única, podemos entrarle desde distintos lugares. Hay una manera de hacer filosofía que se llama Fenomenología. El fenómeno quiere decir 'lo que se pone a la luz'. Y así trabaja: poniendo la cosa a la luz se hace de manera directa, tal como se nos presenta. Para esto es necesario despojar, poner todo entre paréntesis. Si despojamos al amor fenomenológicamente, ¿qué vemos? Un yo y un otro. Y un vínculo, ¿basado en qué? En el afecto. ¿Afecto? Eso es lo que siento por mi perro. Basado en el placer. ¿Placer? Placer me da la chocotorta. No hice el amor todavía con una chocotorta.

"Si lo circunscribimos a un ámbito, porque el tema es infinito, primero tenemos que ver que filosofar se aleja de ensayar biografías personales, porque en este caso caeríamos en lo que en general hacemos: transformamos lo que nos pasa en una teoría".

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