Aprendizajes “neuropoderosos” I


Los tres estadios del aprendizaje y la importancia crítica de la recuperación
Los tres estadios del aprendizaje son la codificación de la información, el depósito de la información y su recuperación.
La codificación se da cuando comenzamos a aprender algo a través de la codificación de un concepto en las memorias sensoriales, la memoria de trabajo y el hipocampo.
El depósito es cuando dicho concepto es “guardado” en la memoria de largo plazo, así como también el tiempo que es retenido en dicha memoria.
La recuperación se produce cuando accedemos a una información que tenemos depositada en la memoria de largo plazo y la llevamos a la memoria de trabajo para volverla consciente.
Supongamos que le hago estas cuatro preguntas:
  1. ¿Qué comió en el desayuno?
  2. ¿Cuáles fueron sus vacaciones preferidas?
  3. ¿Qué recuerda de lo que leyó hasta aquí?
  4. ¿Durante qué guerra se realizó la campaña de Humaitá (¡no vale consultar en Google!)?
Piense las respuestas posibles y a continuación llene la siguiente tabla:
¿Encuentra alguna relación entre la facilidad de responder a la pregunta y los tres estadios del aprendizaje?
¿En dónde focaliza sus estrategias de enseñanza (codificación, depósito o recuperación)? ¿Piensa en estos tres estadios como en un proceso lineal (como en una flecha) o lo visualiza como un camino serpenteante a través de un mapa?
El aprendizaje habitualmente es considerado como algo que hay que codificar: esperamos que lo que enseñamos quede depositado en los cerebros de nuestros alumnos y determinamos si han aprendido algo pidiéndoles que recuperen la información durante una evaluación.
Recargando
¿En dónde focaliza su enseñanza?: ¿En la codificación, el depósito o la recuperación?
¿Se focaliza en un estadio del aprendizaje más que en otro?
Generalmente nos focalizamos en “meter” información dentro de los cerebros de nuestros alumnos. Pero, paradójicamente, uno de los hallazgos más sólidos de la neurobiología es la gran importancia de sacar información de los cerebros de los alumnos.
Para transformar el aprendizaje de nuestros estudiantes debemos focalizarnos en sacar información de los cerebros de nuestros alumnos, una estrategia denominada práctica de la recuperación.
Diferentes investigaciones demuestran que la práctica de la recuperación es más poderosa que otras técnicas habitualmente utilizadas como dar una clase tradicional o tomar apuntes.
Por ejemplo, aun cuando las cuatro preguntas que le hice son muy diferentes entre sí, todas son ejemplos de recuperación: nos remontamos hacia atrás y extraemos información sobre nuestro desayuno, nuestras vacaciones, esta nota y nuestra historia.
Las evaluaciones formativas son otra forma de recuperación.
¿Pero por qué continuamos con los métodos tradicionales de evaluación focalizados en la codificación del estilo “Yo doy clase y te tomo un examen”?
La ciencia que apoya la práctica de la recuperación
Una investigación que demuestra que la práctica de la recuperación mejora el aprendizaje es la de Henry Roediger y colaboradores (2006).
Durante este trabajo un grupo de alumnos leyeron un texto sobre las nutrias y el sol. Luego de haber leído el texto una vez se le dijo a un grupo de alumnos que volviera a leer dicho texto una y otra vez, mientras que otro grupo de alumnos recuperó la información escribiendo todo lo que podía recordar.
Los investigadores midieron el desempeño de los alumnos mediante una evaluación realizada cinco minutos después y otra realizada una semana después en la que los alumnos utilizaron el método de escribir todo lo que pudieran recordar (o sea, recuperar).
Lo que hallaron fue sorprendente:
Luego de cinco minutos, el rendimiento de los alumnos que leyeron una y otra vez fue superior (83%) comparado con los alumnos que hicieron práctica de recuperación (71%).
A la semana este patrón se modificó completamente, el rendimiento de los alumnos que hicieron práctica de recuperación fue muy superior (61%) que el de los alumnos que leyeron una y otra vez (40%).
Considérelo de esta forma: en el transcurso de una semana, los alumnos que leyeron una y otra vez, ¡olvidaron más de la mitad de lo que sabían!
Por el otro lado, cuando los alumnos hicieron una simple práctica de recuperación se olvidaron un poco de información (lo cual es esperable), pero olvidaron mucha menos información luego de una semana.
Los investigadores también le hicieron la siguiente pregunta a los alumnos que leyeron una y otra vez y a aquellos que hicieron la práctica de recuperación: “¿Cuánto recordará dentro de una semana?”.
Recargando
¿Qué alumnos cree que predijeron que iban a recordar más? ¿Los que leyeron una y otra vez o los que hicieron la práctica de recuperación?
¿Por qué?
En una escala del 0 al 7, los alumnos dijeron que iban a recordar más luego de leer una y otra vez (índice de 4,8) que luego de la práctica de recuperación (índice de 4), aunque sucedió justamente lo opuesto.
Una y otra vez los investigadores encontraron el mismo patrón de ilusión de fluidez, en el cual los alumnos piensan que van a recordar algo con facilidad luego de leer una y otra vez, pero en realidad cuando hacen esto es cuando más olvidan.
Centenares de investigaciones han demostrado que la práctica de recuperación incrementa el aprendizaje.
Una pregunta: ¿quién fue el cuarto presidente constitucional de la Argentina? En forma instantánea una respuesta factible puede saltar hacia su memoria de trabajo sólo para darse cuenta de que necesita “luchar” con sus circuitos neuronales para pensar la respuesta correcta.
Es precisamente esta “lucha mental”, o dificultad deseable, que se genera durante la recuperación la que mejora el aprendizaje.
Ahora que ha luchado con esta pregunta compruebe la respuesta: Bartolomé Mitre.
Gracias a la práctica de recuperación probablemente recordará el nombre y apellido del cuarto presidente constitucional de la Argentina mucho mejor que si simplemente yo se la hubiera dicho.
La práctica de recuperación tiene un efecto auténtico en el aula
¿Mejora la práctica de recuperación el aprendizaje a largo plazo de contenidos “reales” en el aula? ¡Sí!
Diferentes investigaciones han demostrado que la práctica de recuperación mejora el aprendizaje en:
  • Diferentes poblaciones de alumnos: Primaria, Secundaria, Universitarios.
  • Diferentes temas: Historia, Matemáticas, Gramática, etc.
  • Diferentes edades: nivel inicial, adultos jóvenes, tercera edad.
Una característica importante de la práctica de recuperación es que debe esperarse un corto período de tiempo para realizarla luego de que algo haya sido aprendido porque una vez que uno comienza a olvidar el contenido tiene que trabajar más fuerte para recordarlo.

Referencia bibliográfica:
  • Roediger, H. L., & Karpicke, J. D. (2006). Test-enhanced learning: taking memory tests improves long-term retention. Psychological Science, 17(3), 249-55. doi: 10.1111/j.1467-9280.2006.01693.x

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