Aprendizaje













Octubre 10, 2018  

Durante más de 200 años nos hemos estado sometiendo a un único modelo educativo, un único modelo de aprendizaje “formal”.
Las relaciones se han transformado acompañadas de un avance tecnológico desenfrenado. El mundo ha sido moldeado y alterado. Grandes cambios se han producido en el ámbito de la cultura, la economía, la política y la sociedad en su conjunto.
Sin embargo la educación, bancaria como la llama Paulo Freire (pedagogo brasilero), sigue dando las mismas respuestas, respondiendo a las mismas preguntas que hace 200 años y que hoy no solo carecen de relevancia sino que se vuelven letales al desarrollo de una sociedad más humana y democrática.

Una educación que surge para dar respuestas coyunturales al desarrollo de una sociedad industrial que necesitaba obreros sumisos y adoctrinados. Un modelo que se enarbola de dar conocimiento, controlar, moldear el comportamiento y de impartir el saber.
Aquí mismo se haya el “conocimiento”, las verdades absolutas ergo las respuestas.
Aquí, en las escuelas tradicionales se encuentra el futuro de la humanidad.
Horas y horas repitiendo sentados lo que los profesores alardean. Quien pueda repetir mejor y con mayor capacidad de asimilación tendrá más atributos para contribuir al desarrollo de la sociedad.

Este modelo presenta errores desde la hipótesis hasta sus conclusiones todas y, si bien en los últimos años ha crecido el número de documentales y series que critica este modelo, aún tenemos un largo camino para recorrer.
Parece ser que la brecha entre el mundo y la educación se aceleran debido al abandono de este último (cabe recalcar que si bien han habido cambios, los mismos no fueron repensados desde su estructura). Los sistemas educativos estandarizados se han quedado obsoletos, coherentes al sistema económico, funcionales a un mundo irreflexivo, que necesita una educación de consumo y no individuos críticos.
La educación actual no responde a ningún interés moderno transformador sino al contrario. La escuela de hoy, enseña a ser competitivos cuando rotula a un estudiante bajo una condición numérica; a buscar sus propios fines, cuando clasifica a los estudiantes entre buenos y malos, regulares o excelentes, deficientes o superiores, bajos o altos; a ser egoístas, cuando poco les interesa el Ser del estudiante, sus sentimientos, emociones.

Antagónicamente a este modelo podemos encontrar otros paradigmas de aprendizaje, vislumbrados a lo largo de la región, el continente y el mundo entero (solo por mencionar algunos, modelo pedagógico de Janusz Korczak, Olga Cosettini, y Paulo Freire. Solamente cito algunos ejemplos y no profundizo para no desviar el eje del artículo).

El modelo educativo solo puede ser transformado si logramos entender la coyuntura, si asimilamos y coordinamos nuevas disciplinas. Entre ellas podemos encontrar el Coaching ontológico, disciplina que viene creciendo a pasos exponenciales en los últimos años, haciéndose cargo de problemas que otras disciplinas no están pudiendo resolver.
A los enlatados de respuestas, el Coaching ontológico nos viene a traer la pregunta para hacernos reflexivos y críticos pero sobre todo responsables de nuestras acciones.
Al aprendizaje lógico y matemático, el Coaching ontológico hace vivir la educación de forma emocional, y reflexiva, siendo atravesada por todo el cuerpo.

Acercar nuevas disciplinas al modelo educativo nos hará reinterpretar cuáles son los medios para crear una sociedad más justa y humana donde la coherencia y la congruencia sea generada por la emocionalidad, la corporalidad y el lenguaje.


 Acerca de Diego Lerner:
Owner y editor responsable de HOPE
Desde hace más de 10 años se dedica a leer, reflexionar y repensar la educación y el mundo.
Hace 6 años se acercó al coaching ontológico y deportivo, y desde hace 3 años brinda capacitaciones en ámbitos institucionales, empresariales y deportivos.
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