Neuroeducación, educando con emociones

Fuente: Vanguardia
Fecha: 17-07-2015

  • Vivir en una sociedad estresada afecta al rendimiento escolar ocasionando lo que se conoce como "apagón emocional" del estudiante
  •  Según la Neuroeducación, todo aquello que conduce a la adquisición de conocimiento requiere de la emoción, lo que lleva a deducir que detectar un "apagón emocional" en los alumnos con pobres resultados académicos puede convertirse en una de las tareas primordiales del futuro neuroeducador.

Francisco Mora (Elche, España, 1951) doctor en Neurociencia por la Universidad de Oxford y catedrático de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, es el autor del libro "Neuroeducación", en el que explica en qué consiste esta ciencia y la potencialidad de la neurociencia para propiciar una reforma en la educación.

Según Mora, los profesores han de ser conscientes de la importancia de la emoción como vehículo de sus palabras si desean que estas alcancen de lleno a sus alumnos, y prácticas actuales como la transmisión de conceptos cognitivamente complejos "de modo aséptico, desconectados de significado emocional", deben ser abandonadas para evitar el fracaso escolar.

El agobio mental que, según la Neuroeducación, sufre un niño estresado, pone en marcha un proceso "insidioso" que puede afectar a estructuras de su cerebro como el hipocampo y repercutir en su proceso de aprendizaje y memoria y en su evolución emocional.

El ejercicio físico, clave para rebajar las respuestas estresantes del cerebro

Frente a esta situación, que puede provocar en el escolar falta de sueño, irritabilidad y desatención, una de las mejores soluciones, según diferentes estudios, es la práctica del ejercicio físico, una teoría antiguamente desechada y que ahora se ha demostrado que rebaja las respuestas estresantes y cambia la configuración del cerebro en las áreas que tienen que ver con el aprendizaje y la memoria.

Según explica en su libro Francisco Mora, la neurociencia cognitiva ha constatado, gracias al estudio de la actividad de las diferentes áreas del cerebro, que solo se puede aprender aquello que llama la atención y que genera emoción. Desde esta perspectiva, la Neuroeducación, basándose en los datos de la investigación científica, estudia como interactúa el cerebro con el medio que le rodea en relación con el aprendizaje.

Este reconocido divulgador científico y referente de la neurociencia, que también imparte docencia en la Universidad de Iowa en EU y ha publicado más de una veintena de libros, se muestra convencido de que la Neuroeducación será el eje de la docencia en el futuro, y que "no hay razón sin emoción", lo que le lleva a aseverar que hay que emocionar para enseñar, una asignatura pendiente entre la mayoría de los formadores, que deberán aprender a fomentar la curiosidad entre sus alumnos si quieren que estos no les ignoren.

Educadores, investigadores y sanitarios, invitados del Congreso Internacional de Neuroeducación.

En coincidencia con el auge de esta nueva ciencia, los próximos 20 y 21 de septiembre se celebra en Buenos Aires el III Congreso Internacional de Neuroeducación, organizado por la Sociedad Iberoamericana de Neuroeducación, al que están invitados profesionales de la salud y la educación, docentes, investigadores y especialistas de todas las disciplinas que se relacionan de diferentes maneras con la labor educativa.

El Congreso busca difundir el trabajo de investigadores y profesionales de la educación y las neurociencias con el fin de fortalecer los vínculos entre ambos campos y generar un espacio de intercambio orientado hacia la calidad educativa.

Entre las constataciones de la Neuroeducación están, además de que las emociones y el ejercicio físico mejoran el aprendizaje, la importancia de la práctica continua para progresar; la necesidad del juego para mejorar la autoestima y desarrollar la creatividad; y el interés de las actividades artísticas para mejorar el cerebro.

Los nuevos tiempos y el imparable desarrollo tecnológico precisarán de una reforma total en la educación, que deberá abandonar de una vez por todas la enseñanza centrada en la transmisión de conceptos asépticos, carentes de emociones, ante la certeza de que el aprendizaje es mejor cuando existe un clima emocional positivo. La Neuroeducación será clave para ello.

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