"Queremos que nuestro hijo aprenda a su ritmo y no pierda nunca la ilusión"

Por: Paula Figols
Fuente: Heraldo
Fecha de publicación: 09-12-2013 

  • Una familia aragonesa cuenta cómo educan a su hijo de 7 años en casa. La Fiscalía de Menores les ha investigado -siguiendo el protocolo de absentismo- por sacarlo del colegio y optar por una educación alternativa.

Aprendiendo en la naturaleza
Sergio, de 7 años, no comienza las clases en el cole a las 9.00; no tiene lengua, luego matemáticas, conocimiento del medio; recreo; más clases; deberes por la tarde. Sergio (nombre ficticio para respetar la intimidad de su familia) no va al colegio y sus padres le educan en casa, en un pueblo aragonés. Leen cuentos, hacen números, aprende a tocar la flauta, pasean por el campo, cocinan...

"En casa cada día es diferente. Sergio está aprendiendo a leer y a escribir, a sumar y restar, le gusta tocar la flauta y hacemos muchas actividades al aire libre. Estamos en contacto permanente con la naturaleza. Cada época del año nos ofrece muchas opciones, como ir a por moras o, ahora, a coger olivas. Eso también es educación", explica su madre, trabajadora social que se ha formado en pedagogía Waldorf. Ella trabajó diez años como administrativa y ahora dedica todo su tiempo a la educación de su hijo.

"Fijamos unos objetivos semanales, pero con horarios flexibles, respetando sus tiempos y sus intereses. No queremos forzarle a nada. Queremos que nuestro hijo no pierda nunca la ilusión y el interés por aprender", cuenta la madre. Esta familia combina la educación libre en casa con la participación en actividades educativas de la asociación O Farol de Zaragoza, que promueve la pedagogía Waldorf. Para ello se trasladan dos días a la semana a Zaragoza, a hora y media de su casa. Y Sergio también acude a clases de kárate en otro pueblo cercano a su localidad.

Un camino de obstáculos
Los padres de Sergio vivían en Zaragoza, pero decidieron trasladarse a un pequeño pueblo cuando nació él, buscando tranquilidad y el contacto con la naturaleza. Tenían dudas sobre si escolarizarlo, pero decidieron matricularlo en el colegio que les correspondía y el chico empezó 1º de Infantil. La experiencia fue muy mala. "Era un colegio unitario con una convivencia difícil en el aula. Pasados seis meses, él todavía no se había adaptado, lloraba mucho, era un sufrimiento para él y para nosotros. En febrero lo sacamos del colegio", cuenta la madre.

Primero se encontraron con el rechazo de parte de la familia y amigos. "Hay mucha presión social para seguir los cauces ordinarios y convencionales. Hay mucho miedo y desconocimiento sobre la educación en casa", comenta la madre. Ella se formó en pedagogía Waldorf para atender a su hijo en casa desde esta filosofía, y así lo hicieron desde entonces. Los problemas comenzaron el curso pasado cuando Sergio cumplió 6 años (la escolarización es obligatoria de los 6 a los 16 años) y no lo llevaron al colegio.

"En la familia nos dijeron que estábamos locos. Nos sentimos muy juzgados por mucha gente. También nos llamó el director del colegio y le contamos que íbamos a seguir educando a nuestro hijo en casa. Entonces él se puso en contacto con sus superiores y se puso en marcha el protocolo de absentismo escolar", cuenta la madre.

Investigados por la Fiscalía de Menores
El proceso de reuniones y declaraciones aún no ha concluido. Primero acudió a su casa una educadora social de la comarca para comprobar que no hubiera un caso de malos tratos y que el chico estaba bien atendido. Ella hizo un informe muy positivo, pero el protocolo continuó su camino. En marzo tuvieron que ir los padres a una entrevista en el Servicio de Protección a la Infancia y Tutela del Gobierno de Aragón, en Zaragoza. Después recibieron la cita con la Fiscalía de Menores de Zaragoza. La vista se celebró en octubre y ahora están a la espera de saber si su caso se archiva o va a juicio por un presunto delito de abandono, como ha ocurrido recientemente con alguna otra familia en Zaragoza.

"Le explicamos a la fiscal que estamos educando a nuestro hijo por una vía no homologada. Se mostró muy respetuosa e interesada. La educación en casa en España es alegal. Es absurdo que nos apliquen el mismo protocolo que a las familias sospechosas de malos tratos o abandono. Una vez que los servicios sociales y los educadores de la DGA comprobaron que nuestro hijo está muy bien atendido, el proceso debería haberse archivado", se lamenta.

Mientras, continúan con su ritmo de aprendizaje: con paseos por el campo, cuentos, manualidades, flauta, cocina...

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